Todo pasa

Todo pasa, todas las emociones, todos los amores y desamores. De pronto te quedas sin nadie, porque en realidad nunca fueron tuyos y simplemente esperaban el día indicado para mudarse de brazos, para besar otros labios. Todas las ilusiones que te creaste desvanecen en el aire y puedes determinar el momento exacto en que lo diste por perdido. Eso fue aquel día en que notaste su nerviosismo, no dijiste nada, pero sabías que tras sus movimientos rígidos y su actitud indiferente se escondía el secreto de haber encontrado un nuevo amor. De nuevo, después de tantos años sientes la soledad, que desde que lo conociste por primera vez, hace ya más de cuatro años, no sentías. No perteneces a nadie, no tienes unos brazos en los cuales cobijarte, pero así mismo le dejaste por que tenías que crecer. No podías vivir una mentira y diste todo por quien no lo merecía. Qué diferente sería todo de no haberte enamorado, de no haber confesado esos sentimientos que tal vez nunca debiste sentir, pero era imposible controlarlo. Nunca has podido frenar esos impulsos que te han llevado al borde del suicidio, pero a la vez a la más bella historia de amor, amor efímero, pero bien sabes que no cualquiera lo hubiera dado todo por un mes, pero querías vivirlo y de lo vivido no te arrepientes. Sabes bien que de no haber actuado así vivirías en una mentira, en una simple ilusión, y cada día te preguntarías si no estás haciendo más daño del que deberías y te preguntarías si en verdad es la persona indicada y no aquella otra por la que no te arriesgaste. ¿Y qué tal si sí? ¿Qué tal si sí? Te preguntarías. Al menos ahora ya sabes que igual no llevó a más de lo que prometía ser y que ahora extrañas la presencia de un amor seguro, pero qué es la vida sin riesgos, sin errores, sin emociones, sin decisiones impulsivas. De esas decisiones se han creado las situaciones más maravillosas de tu vida y no porque sean felices necesariamente, sino porque son bellas y no hay nada más bello que hacer de tu vida una obra de arte.